UN HOMBRE BUENO, ENTREGADO A SU FAMILIA

"Papá ya nos dejó. Tras una vida de entrega se ha marchado a un lugar mejor. Así lo merece un hombre entregado a su familia y a su trabajo, que nos convierte en ricos herederos de un legado de honradez, integridad, valores humanos y mucho amor, que repartió por doquier. Sobre todo a su esposa y a sus hijos, que intentaremos ser dignos de su estatura moral. Lo recordaremos con la sonrisa en el rostro, reflejo de la tranquilidad de conciencia de un hombre fiel a sus convicciones, caminando del trabajo al hogar.
Sirvió 27 años en la Guardia Civil, Instituto que dejó profundas huellas, todas buenas, en su persona. Honor, lealtad, rectitud. Servicio sin alardes, sin más pretensión que el trabajo bién hecho, lo que supieron reconocerle compañeros y superiores durante ese tiempo y también después. Trabajó en el ramo de los seguros con apreciable éxito y dió a este sector bastante más de lo, a la postre, recibido. Estuvo al pie del cañón prácticamente hasta el comienzo de la larga enfermedad que, al final, se lo ha llevado.
La muerte es tragedia, privación de la presencia de quien más queremos, pero también es la suma de pequeñas ausencias que conforman una vida: el sonido de sus llaves abriendo la puerta, su eterna sonrisa, sus palabras, sus caricias, su sabiduría, su consejo. Más tenemos la firme convicción de que su ejemplo nos acompañará para siempre, y allá donde está, que es un puesto de privilegio en la Gloria del Señor, como él merece, velará por nuestros pasos con el mismo cariño y abnegación con que lo hizo mientras estuvo con nosotros.
Adiós papá. Se nos fue un hombre honrado, íntegro. Descanse en paz un hombre bueno. ADOLFO GONZALEZ CRUZ